Dirección: Ryan Murphy / Guión: Larry Kramer / Año: 2014
Pareciera ser que cada década aparece una película de gran
relevancia histriónica relacionada con la temática de la comunidad gay y la
aparición del SIDA dentro de éste grupo de personas y su lucha por que la
comunidad hetero volteara su mirada a éste problema. Por si lo preguntan las
otras historias a las que me refiero son Philadelphia y Angels in America; pero
en este año aparecieron dos producciones de gran relevancia, Dallas Buyers Club
que incluso se fue con dos oscares este año y de la que hablaré en éste
momento: The Normal Heart, lanzada para la televisión.
Ned Weeks es un escritor gay que vive en Nueva York al
principio de los 80s. Un día va a visitar a sus amigos en lo que se podría
considerar el paraíso gay, dónde el libertinaje y el poder ser uno mismo era la
regla. Pero todo se viene abajo cuando un miembro de éste grupo muere por culpa
de una enfermedad desconocida, la cual es catalogada en la prensa como el
cáncer gay. Ned, tras conocer a la única doctora que se atreve a atender a los
enfermos y por ende la persona con mayor conocimiento sobre la nueva
enfermedad, trata de formar un grupo con varios objetivos, alertar a todos los
miembros de la comunidad e intentar hacerlos entrar en razón y luchar juntos, a
la vez que desea que el gobierno haga algo para estudiar el cáncer. Para esto
un día se presenta junto a un atractivo escritor del New York Time, que se dice
también es gay, y aunque al comienzo lo rechaza, tras conocerse y enamorarse
luchan juntos contra esta epidemia.
A partir de éste momento, viviremos las luchas externas e
internas que generan el temor a la muerte y lo desconocido, al ver el punto de
vista de un grupo de personas en una sociedad que no sólo los rechaza, sino que
también los condena a la destrucción al no querer ayudarlos a solventar este
holocausto.
Como ya mencioné, lo más sobresaliente en esta película es
el nivel actoral, que reúne a estrellas tanto de la televisión como de la pantalla
grande, y en un par de casos dan la sorpresa. Mark Ruffalo (Ned) y Julia
Roberts (Dra. Brooker), como era de esperarse dan grandes actuaciones y la
desesperación ante la enfermedad que nos trasmite Ned es palpable. Pero lo
verdaderamente sobresaliente, es la actuación de Matt Bomer, quien llega a
alcanzar un nivel histriónico del que nunca se había sospechado tenía, a lo que
se le suma el cambio físico que sufre para interpretar a un enfermo terminal es
sobresaliente, al nivel del que vimos con Jared Leto en Dallas Buyers Club;
pero logrando que en ningún momento se sienta que estamos viendo una copia en
actuación.
Pero la película tiene varias fallas que son opacadas por
las actuaciones, pero al final de cuentas son fallas y en algunos casos graves.
El primer problema que tenemos es la trama, debido a que es una historia que ya
nos han contado una y mil veces, y esta nueva versión de los hechos no aporta
nada nuevo, así que incluso eso mismo significa que la historia se vuelve
predecible y decae en el tramo final, afianzándose sólo de los actores.
Un segundo problema que le vi, fue que en el último tercio
de la película, se olvidan de cual era el inicio de la película y terminamos
viendo una historia diferente. En dónde comenzamos con los problemas que viven
en la comunidad gay ante la nula atención de la sociedad y terminamos viendo un
drama familiar ante la muerta de la pareja.
Pero al final de cuentas, no se necesita que siempre nos
narren un cuento nuevo, siempre y cuando lo muestren con gran calidad y en ésta
ocasión lo logran hacer, incluso hay unas escenas que son muy fuertes de ver y
que genuinamente se me quedaron grabadas, ya que el elenco logra darle vida a
este mundo que hace treinta años estaba viviendo un infierno, del cual todavía
hay rezagos.
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